miércoles, 23 de marzo de 2011

El desodorante que luego resultó no serlo.

Hoy, me he dado cuenta de que el desodorante que me echo en realidad NO es desodorante. Me he dado cuenta porque si te fijas con un poco de atención sale una hoja de aloe y un mosquito bastante grande justo detrás. Nunca me fijé en el mosquito, veía la planta y pensaba: olor a Aloe. Y no es del todo mentira, oler, huele a hierba.
Así que si, señores, me he estado echando todos los días desde hace unos meses un roll on anti mosquitos con olor a Aloe Vera.

Mientras iba de camino a darle clases al idiota que tengo como alumno de violín, iba sudando y manchando la camiseta... ahora encajaba todo. Me dio  por pensar entonces en cuántas cosas me han parecido que eran de una forma, que servían para algo, y luego no. Me acordé en todas esa MARAVILLOSAS amigas que he tenido, que a la mínima de cambio te clavaban un hacha en la espalda, o en esa familia que dice tener tu sangre y quererte, pero se comporta como si tuviera que exprimir todos tus  buenos sentimientos y después tirarlos por el WC.
Se me pasaron por la cabeza todos los días perdidos creyendo que hacía algo con mi vida, las botellas de alcohol, las palabras vacías, los planes que nunca funcionan...

Pero bueno, por lo menos no me van a picar los mosquitos en los sobacos.

--Kalinyu--

1 comentario:

  1. Si te sirve de consuelo, una vez fui a casa de un amigo y en la cocina tenía unas galletas que nunca había visto y tenían un sabor extraño pero de esos que te obligan a comer otra galleta más. Me comí una buena cantidad de galletas, sin decirle que las había comido le pregunte que donde las comprabay que era ese sabor nuevo y un tanto extraño para mi, su respuesta consiguió que callese de mi nuca una gotita de sudor como en los dibujos chinos. Me había estado atiborrando de las galletas de su perro. Un saludo

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