lunes, 28 de marzo de 2011

R.I.P.



He de admitir que últimamente no me encuentro demasiado bien anímicamente. Me despierto por las mañanas acordándome de muchas madres ajenas, y cuando llego al instituto me doy cuenta de que las cosas empeoran por momentos. 
De veras, quien piense que ser profesor es fácil, que se lo quite de la cabeza, lidiar con fauna así a diario tiene que ser la hostia de difícil y de pesado. Al menos en mi instituto sí.
Sonrisas falsas, mentiras, peleas, quejas estúpidas... Estoy de primera a última hora deseando que toque el timbre para salir a mi casa corriendo.

Y es que, estimado lector, seas quien seas probablemente ya sepas que la vida te trae buenos y malos momentos, y hoy he de enfrentarme a un problema que posiblemente os parezca absurdo, pero que a mi me duele mucho afrontar.
Llevo botas desde el año pasado y ha llegado la hora de jubilarlas, ya que por el uso (Había veces que me las ponía hasta en verano) están bastante muertas. Aunque por fuera no lo parezca por dentro están hechas polvo, y hoy he ido a comprarme otras exactamente iguales, ya que han salido bastante buenas y son muy cómodas.
Peor sin embargo, eso supone que mis padres me van a obligar a tirar las antiguas y no quiero.
No quiero porque me traen demasiados recuerdos, recuerdos que aunque sé que ya están grabados en mi mente y no necesito nada para acordarme de ellos, me vienen a la mente cada vez que veo esas viejas botas.
Es posible que os parezca una estupidez, pero me siento demasiado ligado a esas botas como para deshacerme de ellas sin más, sin darles una despedida digna o sin luchar para que , al menos, se queden en el fondo de mi armario un tiempo más.

Pero aún así no quiero que me afecte, si las antiguas botas me han acompañado durante tantísimos momentos importantes (Hay que ver para lo que da un año y medio...), esta nuevas me acompañarán durante otros tantos, o quizás más (esperemos).


PD: No sé, quizás me he pasado de tonto o de moñas con ésta entrada, pero necesitaba plasmarlo en algún lugar, sin embargo, no debemos olvidar que éste blog fue fundado para hablar sobre todo, sí, pero siempre con un toque de humor, y eso es algo que no puedo pasar por alto, así que dejo que os deleitéis con éste estúpido bicho:

                    


--I.--

2 comentarios:

  1. Te entiendo perfectamente, hermanito.
    Mira, hay personas a las que nos cuesta mucho despedirnos de las cosas.. a mi me pasa con todo, a veces llega a ser hasta enfermizo. Por ejemplo, el otro día tiré la botella de la cachimba al suelo y no veas qué llorera recogiendo los cristales. Me traía muy buenos recuerdos, de amor y luego de amistad y sobretodo del consuelo que una persona me buscó en un momento.. y ahí estaba triturada en el suelo. Por nostalgia o por estupidez, como prefieras llamarle, guardé un trozo de cristal con la fecha de nacimiento y la muerte, y ahora descansa en paz dentro de una cajita donde guardo todos los recuerdos que he ido acumulando desde que tengo conciencia.

    Hay un libro de Pío Baroja que habla precisamente de esto que nos pasa a algunos, ya te lo dejaré.
    piensa que con estas botas te queda mucho que andar y esconde las viejas en algún sitio donde nuestros malvados padres no lo vean :)

    Con respecto a los de tu clase... bueno chico... ya crecerán, aún son pequeños, mientras tanto disfruta de tu grupo de amigos, que te queremos un montón.

    Un abrazo de oso amoroso y grasiento.

    PD: AMO a ese pájaro

    ResponderEliminar
  2. A mi mi madre me tiro mis zapatos preferidos porque " estaban viejos" y lo hizo sin consultarme. Para mi esos zapatos no eran un simple calzado, era algo mas. Era una representación de la vida.

    Me acorde de ella meses. Es mas, creo que aún se lo echo en cara XD

    http://aleatoriocomotodo.blogspot.com/

    ResponderEliminar